“Las personas cambian cuando están listas, nunca antes, y a veces mueren antes de dar el primer paso”.
Es imposible hacer que alguien cambie si no lo desea. De la misma manera, cuando alguien decide cambiar, es imposible detenerlo.
¿Qué provoca que una persona esté lista para el cambio?
Es evidente que todo tiene su tiempo adecuado, lo que nos lleva a la profunda reflexión de Freud: “¿Por qué en ese momento y no en otro?”
Si uno no está listo para la respuesta, no sabrá formular la pregunta.
¿Cuál es ese tiempo adecuado?
Entre los 40 y 50 años es cuando las personas toman decisiones cruciales relacionadas con cambios importantes. ¿Por qué sucede esto? Porque están en la mitad de su vida y quieren modificar algo en su presente que sienten está conectado con cómo manejaron su pasado.
Para ser conscientes de la necesidad de cambio, primero debemos sentir esa necesidad. ¿Cómo se siente esa necesidad?
A veces, nuestra parte más sana, nuestra mejor parte, nos dice que ese camino ha llegado a su fin. Algunas personas optan por autodestruirse por completo, mientras que otras, al darse cuenta de que están a punto de destruirse, tocan fondo, rebotan y su mejor yo emerge.
A veces, para alcanzar la felicidad, es necesario atravesar el sufrimiento.
En momentos de gran sufrimiento autodestructivo, algunas personas experimentan un shock que las hace reaccionar, mientras que otras se rinden y se destruyen.
En el amor, en el trabajo, en la familia, existen puntos de inflexión. Hay un tiempo adecuado para cada cosa.
Todo lo que hacemos hoy está muy relacionado con lo que no hicimos hasta ayer. La evolución es un proceso constante que permite que el tiempo adecuado se desarrolle más rápido y profundamente. Pero también es cierto que nadie puede cambiar sin ayudarse a sí mismo.
Y si uno no quiere, nadie más puede ayudarle.