En un entorno en el que abundan los titulares alarmistas, conviene hacer una pausa, mirar los datos con calma y contrastar narrativas. Los últimos resultados empresariales del S&P 500 nos ofrecen un mensaje claro: las compañías, en términos generales, siguen mostrando fortaleza operativa.
1. Márgenes sólidos en máximos históricos
Uno de los mejores termómetros para medir la salud empresarial es el margen de beneficio. En el primer trimestre de 2025, el margen del S&P 500 alcanzó el 13,2%. Esto no solo está por encima del promedio histórico, sino que se encuentra cerca de los niveles más altos registrados en los últimos veinte años.
Este nivel de rentabilidad se da incluso en un entorno de costes elevados, tipos de interés al alza y desaceleración del crecimiento económico global. Las empresas han ajustado sus estructuras, optimizado operaciones y, en muchos casos, trasladado precios al consumidor con éxito.
2. Sorpresas positivas en beneficios
Hasta la fecha, un 76% de las empresas del S&P 500 han presentado resultados correspondientes al 1T25. El crecimiento de beneficios interanual alcanza el +14,7%. Se trata de un dato muy relevante: no solo es positivo en términos absolutos, sino que también supera de forma amplia las previsiones que manejaba el consenso al cierre del trimestre (+7,2%).
En términos históricos, estamos ante uno de los trimestres con mejor evolución de resultados desde 2021. Este crecimiento no se limita a un sector específico: Tecnología, Salud y Servicios de Comunicación lideran, pero incluso sectores más sensibles al ciclo muestran cifras decentes.
3. Menor proporción de empresas en pérdidas
Otro dato que suele pasar desapercibido: el porcentaje de empresas no rentables (en términos de BPA pro forma) se ha reducido de forma considerable. En las large caps, solo un 8% están en negativo, un porcentaje muy inferior al observado en la burbuja puntocom o incluso en la crisis del COVID-19.
Este dato refuerza la idea de que el crecimiento actual no está sustentado sobre compañías frágiles o excesivamente apalancadas, sino sobre una base más sólida y resistente.
No se trata de negar los riesgos: los hay, desde tensiones geopolíticas hasta incertidumbre monetaria. Pero también es importante reconocer cuando el mercado descuenta escenarios demasiado pesimistas.
Las empresas, en general, no están tan mal. Y muchas están bastante mejor de lo que se cree.
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